La irisina es una hormona, descubierta en el año 2012, que se produce en el tejido adiposo y en los músculos esqueléticos. Fue descubierta por investigadores en 2012 y se ha estudiado principalmente en relación con el ejercicio físico. En BCN Entrenador Personal en Barcelona te queremos hablar de ella.

El descubrimiento de la Irisina

El trabajo de Spiegelman (Facultad de Medicina de Harvard, EEUU) y sus colegas sugirió que tras hacer ejercicio las células musculares liberan la proteína FNDC5. Esta proteína transporta la irisina por el torrente sanguíneo hasta las células adiposas. Allí genera calor gracias a la conversión de tejido adiposo blanco (unilocular) en tejido adiposo pardo (multilocular), es decir, quema calorías. Este descubrimiento llevó a presumir que la ingesta de esta hormona por sí sola permitiría adelgazar sin hacer ejercicio.

Función de la Irisina

La investigación nos indicó que la función principal de la irisina es regular el metabolismo energético y la producción de grasa. Se ha sugerido que esta hormona puede convertir el tejido adiposo blanco, que almacena grasa, en tejido adiposo marrón, que quema calorías para generar energía. Por lo tanto, se ha propuesto que la irisina puede tener un papel en la regulación del peso corporal y el control de la obesidad.

Además, se ha encontrado que la irisina puede tener efectos positivos en la salud ósea al aumentar la formación de hueso y reducir la degradación ósea. También se ha sugerido que la irisina puede tener efectos beneficiosos en la función cardiovascular, la resistencia a la insulina y la inflamación.

También, se ha encontrado que la Irisina estimula la producción de factores neurotróficos, sustancias que ayudan a mantener y promover el crecimiento de las células nerviosas. Esto podría tener implicaciones positivas en la función cerebral y la salud neuronal.

Sin embargo, es importante señalar que la investigación en torno a la irisina es aún relativamente nueva y se necesitan más estudios.

¿Cómo funciona la Irisina en la actividad física?

La irisina es especialmente relevante en la actividad física porque se produce en mayor cantidad durante el ejercicio. Se cree que la liberación de irisina está relacionada con la contracción y el estímulo de los músculos esqueléticos.

Cuando realizamos ejercicio, especialmente el ejercicio aeróbico, los músculos se contraen y se liberan ciertas sustancias bioquímicas, incluida la irisina, en el proceso. Se ha sugerido que la Irisina puede desencadenar una serie de cambios metabólicos que son beneficiosos para la salud.

Qué favorece la activación de la Irisina

Esta hormona es abundante en el cuerpo durante nuestra primera infancia, luego comienza a disminuir. De inicio, la vamos a encontrar en los músculos, sin embargo, en las personas de la tercera edad se concentra en el hipotálamo. Dado su papel en los procesos de adelgazamiento, es importante considerarla y favorecer su activación. Existen algunos tipos de entrenamiento son más efectivos que otros:

Actividad moderada de resistencia aeróbica

Salir a correr un rato, andar media hora al día a buen ritmo, natación o saltar la cuerda.

Ejercicio de alta intensidad. 

Los ejercicios de cardio favorecen el transporte de sangre y oxígeno a todo el organismo, lo que ayuda  a su activación. Por eso es muy útil el ejercicio a intervalos de alta intensidad, así como, el ciclismo.

Ejercicio de fuerza. 

Es importante realizar ejercicios que involucren a grandes grupos musculares como el entrenamiento funcional y los ejercicios de fuerza. Priorizando a aquellos que desarrollen el músculo  para activar la grasa parda y aumentar el gasto de energía.

Terapias de frío.

Investigadores descubrieron que las personas expuestas a temperaturas frías experimentaban un aumento en la irisina que rivalizaba con aquellos que hacían ejercicio. Por esta razón, muchos recomiendan, realizar ejercicio y, después, exponerse a este tipo de terapias. 

Dudas sobre su existencia

El nuevo artículo científico de Elke Albrecht (2015) niega la existencia de la Irisina como una hormona y pone en duda sus funciones. Harold P. Erickson (Univ. de Duke, EE.UU.) fue el primero que expresó serias dudas respecto a la irisina en 2013. Erickson demostró que las células humanas producen muy poca cantidad de FNDC5, alrededor del 1% del nivel necesario para que tenga una función fisiológica humana. 

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